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Electroterapia en fisioterapia

La electroterapia en un sentido amplio es el uso de la electricidad como medio terapéutico. Es una de las ramas de la fisioterapia más amplia y con más posibilidades, debido a la gran variedad de tipos de corriente que podemos utilizar sobre nuestros pacientes, lo que a su vez nos puede proporcionar un amplio rango de efectos terapéuticos distintos que podemos aprovechar como parte de nuestros tratamientos.

Aunque en pocas ocasiones se utiliza como terapia única dentro de una sesión completa de fisioterapia, rara es la patología que no puede beneficiarse en alguna medida de los efectos que produce la electroterapia.

Hay que reseñar que, aunque no sea la electricidad el elemento terapéutico utilizado, se incluyen por motivos prácticos en este apartado siempre, o casi siempre, las terapias lumínicas (láser, infrarrojos, ultravioletas), la magnetoterapia y la ultrasonoterapia.

electroterapia en fisioterapia

Clasificación de las corrientes eléctricas en fisioterapia

Lo más habitual es dividir las corrientes eléctricas en función de su frecuencia, ya que éste es uno de los factores que más van a influir en los efectos terapéuticos que podemos llegar a conseguir. Así las corrientes se dividen en:

  • Corriente galvánica o contínua: es la corriente constante, que no varía durante todo el periodo de tratamiento. Por definición, en fisioterapia la corriente galvánica está entre los 80 y los 100 voltios, y su intensidad no puede superar los 200 miliamperios.

 

 

  • Corrientes de alta frecuencia: a partir de los 10.000 herzios. Entre ellas:
    1. Diatermia
    2. Onda Corta
    3. Microondas

Ondas lumínicas como terapia física

Las ondas del espectro lumínico o sus derivadas también son de aplicación común en fisioterapia. Una clasificación muy sencilla podría ser la siguiente:

  • Infrarrojos: son aquella parte de la luz solar que nos provoca calor, y esa va a ser su principal indicación terapéutica, la de producir calor en el paciente. Son con mucho una de las terapias más utilizadas, debido a su sencillez de aplicación, lo económica que resulta una lámpara de infrarrojos y lo conveniente de su efecto terapéutico.

 

  • Ultravioletas: comprende otra parte del espectro lumínico solar que tampoco es visible a simple vista, pero que provoca efectos sobre el que la recibe, como por ejemplo un enrojecimiento y pigmentación de la piel. Ya no son de uso tan común en las salas de fisioterapia como hace unos años, pero aún pueden verse en algunos centros.

 

  • LASER: es el acrónimo para la expresión en inglés Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation o, lo que es lo mismo, es un derivado de la luz conseguido mediante una emisión estimulada de radiación. Hay muchos tipos de láser, algunos incluso de una gran potencia. Los utilizados en fisioterapia suelen ser los más débiles dentro de la gama médica, pero no por ello debemos confundirnos y pensar que sus efectos no son muy potentes sobre el paciente.

 

Magnetoterapia y Ultrasonoterapia

Sus nombres prácticamente las definen a la perfección.

La magnetoterapia es la utilización terapéutica de los campos magnéticos. Es una de las más recientes incorporaciones al mundo de la electroterapia y sus efectos son muy variados.

La ultrasonoterapia es el uso fisioterápico de los ultrasonidos, que son vibraciones sonoras no audibles por el oído humano. Al contrario que en el caso anterior, forman una de las terapias más extendidas y con mayor número de aplicaciones de la terapia física. Provocan en el organismos efectos antiinflamatorios, entre otros.